Eso sí, una cosa es tener que almorzar en el trabajo y otra es tener que hacerlo mal. El progreso ha traído, entre otras cosas, un buen desarrollo de la industria alimenticia y, si les apetece, tienen donde elegir para no terminar comiendo bocadillos todos los días.
Rabo de buey (de lata).
Igual no ha comido usted nunca de lata y se piensa que eso será alimentarse, pero no gozar. Pues no sabe qué equivocado ésta. Vea, si le apetece, lo que hay preparado para hoy, y luego diga si no le daría un tiento. Queda advertido, si lo prueba va a querer repetir: fabes asturianas con almejas, fabada, garbanzos con centollu y bacalao, olla ferroviaria, alcachofas rellenas de marisco, alubia verdina con vieira, cocido montañés, rabo de buey y ciervo estofado. Eso, sin contar los postres. ¿Qué, no le hace una cucharadita?
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