martes, 21 de diciembre de 2010

Comer con las manos

¿Le han invitado a una cena en la Casa Real? ¿Ya sabe para qué sirve cada cubierto? ¿Se imagina el tamaño de los langostinos en esa mesa? ¿Tiene usted dudas de si estará a la altura? Aquí vamos a resolver alguna de ellas. La verdad por delante, jamás nos han invitado a uno de esos ágapes pero, si lo hicieran, estamos más que preparados.
Antes de nada, recuerde llevarse unos cuantos tupper wares y confraternice con el servicio. Dígales que quiere las sobras para el perro. No le van a creer, pero no se ofenda. ¿Acaso tiene usted más mascota que su estómago insaciable?
Ahora, en serio. ¿Qué alimentos se pueden comer con las manos? Como regla general, en los convites de alto copete no le van a poner nada para coger así por las bravas, pero saber comportarse ante las excepciones es lo que distingue a un caballero o a una dama. Si es usted de mucho beber, otro día le enseñaremos como distinguir a un caballero de una dama.


A grandes rasgos, puede usted darse el gustazo de dejar al margen cualquier utensilio para las alcachofas, los caracoles, las chuletillas de cordero, el conejo, los mariscos, el pan, las aceitunas, los canapés, los pastelitos, las endivias, los cogollos de lechuga, las frutas pequeñas o los espárragos.
Antes de que se emocione, tenga en cuenta que comer con las manos no supone que el jugo de los alimentos le chorree hasta el codo. Coja las piezas con toda la elegancia y delicadeza de la que sea capaz y coma con gusto. Por cierto, no se chupe los dedos, aunque se muera de ganas, y límpiese con la servilleta.
En estas fechas, sin embargo, lo más normal es que se encuentre rodeado de su familia y nadie se va a fijar en si come así o asá. Limítese a lavarse las manos y a homenajearse como se merece, que demasiadas preocupaciones tiene ya. Y, desde luego, el turrón y los polvorones se comen con las manos. Sólo faltaría.

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