martes, 16 de noviembre de 2010

Un sabor milenario: el gorgonzola

Gorgonzola es un pequeño pueblo del norte de Italia. Lo del tamaño siempre es relativo, así que pongamos que ronda los 20.000 habitantes. Hace más de mil años, que se dice pronto, a uno de sus pobladores le dio por poner a fermentar leche de vaca y le regaló a la humanidad la primera muestra de un queso que lleva el nombre de su localidad y que ha alcanzado fama mundial.
El gorgonzola, como una noche en buena compañía, puede ser dulce o picante. Tanto el queso como la velada pueden tener más matices, pero valgan estas dos clasificaciones para no divagar en exceso. El dulce, como es lógico, será de sabor menos intenso que el segundo. Elegir uno y otro va en función de los gustos y la experiencia aunque, en la duda, siempre se puede echar mano de los dos y comparar. Esto también lo pueden hacer con su pareja de velada, claro, pero a lo mejor les da un poco de apuro, por aquello de que las comparaciones son odiosas.
Más suave que otros quesos azules, como el roquefort, la fórmula del gorgonzola ha ido cambiando a lo largo de los siglos hasta dar lugar al queso tal y como lo conocemos hoy, cremoso y de un color blanco pajizo con unas vetas verde-azuladas por efecto de los mohos que se le añaden en la fermentación. Si no quiere que le den gato por liebre, la hoja de aluminio que lo envuelve con la marca "g" es el distintivo de la denominación de origen y la prueba de su autenticidad.
Puede probarlo tal cual, sobre unas rebanadas de pan o, si lo prefiere, meterse en la cocina y probar nuevas combinaciones, como ésta que ofrece su Consorcio:

Peras de patata con relleno de gorgonzola y calabaza


Ingredientes para 4 personas:
400 gr de patatas
250 gr de calabaza
160 gr de queso Gorgonzola picante
3 huevos enteros
1 yema de huevo
Pan rallado
Nuez moscada
Sal y pimienta negra
Laurel y clavos

Cueza las patatas con su piel en agua salada y aproveche para limpiar y cortar en dados la calabaza antes de cocinarla unos 20 minutos en el horno (200º). Con las patatas ya cocidas, haga un puré, salpiméntelo y añádale la nuez moscada y la yema para que ligue bien. Una vez hecho esto, dele forma de pera, vacíelas y rellene con el queso y la calabaza para volver a cerrarlas con cuidado. Sólo queda pasar por huevo batido y pan rallado para hornearlas durante 10 minutos (170º). Sirva una pera por persona y decórela con un clavo y una hoja de laurel.

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