viernes, 3 de diciembre de 2010

Consejos para el perfecto anfitrión

Como se descuide, otra vez le va a tocar organizar la cena de Navidad. Conste que avisamos a tiempo para que intente librarse, pero seguro que no aprende. Por eso, aquí van unos consejos para que no vuelva a quejarse otro año más de que trabaja como una mula y de que nadie lo agradece:

1.- Intente, por todos los medios, que los ágapes no se celebren en su casa. Cualquier otra siempre es mejor y sólo tendrá que llevar alguna delicatessen vistosona.

2.- Si no le queda más remedio que hacerla en su casa, organice. Hay mucho vago y mucho tacaño suelto. No quiero señalar a nadie, pero rebusque usted en su familia o, mejor, en su familia política, y seguro que lo encuentra. Haga una lista de lo que hace falta, que al final siempre llega uno sólo con los vasos de plástico y usted pone el marisco. Que no se vuelva a repetir.

3.- Sea preciso. No diga turrón, que le van a traer cualquier marca de tres por uno que tenían en la despensa desde el año pasado (el mismo tiempo que le va a durar a usted, por cierto, hasta que lo vuelva a regalar o lo tire). Diga marcas, especifique calidades, que no tengan escapatoria.

4.- Sea generoso. Tampoco vaya a pedirle a sus invitados quisquillas de Motril si usted piensa aportar una sopa de sobre. El objetivo es que nos llevemos todos bien, no ser más listillo que el cuñado.

5.- Ármese de paciencia. Ya que hablamos de cuñados, es verdad que el suyo es un tanto insoportable, pero tampoco lo ve tanto, ¿a que no? Intente sentarlo en la mesa de los niños. Si se nota mucho, quizá pueda acomodarlo en la otra esquina. Si eso también resulta imposible, resígnese, antes de que se quiera dar cuenta habrá dejado de tirar bolitas de pan y se estará despidiendo.

 

6.- Cuidado con los licores. El alcohol desata la lengua a niveles medios y, al final, se acaba armando la gresca. Si va a abrir la caja de los truenos, recuerde: o con muchísima mesura o sin moderación. En este caso, en el punto medio sólo hay habladurías. Avisado está.

7.- Cite a la gente con bastante antelación. Aquí somos muy listos y a todos nos gusta llegar a mesa puesta pero, ¿acaso su casa es una fonda? ¿acaso para usted no es Navidad? No se corte, dígales que vayan a las nueve, que ya es hora de cenar y seguro que llegan puntuales para que no se acaben los langostinos. En su fuero más interno sabe que no van a cenar hasta las once y media. No comente su plan secreto con nadie, ni siquiera con su pareja o hijos. Ésos son los primeros que se quieren escaquear.

8.- Vaya dejando las bolsas de basura en la puerta. Cada vez que alguien se vaya le puede colocar un par de ellas. Aproveche para tirar el armario de dos cuerpos. Si ha hecho bien el trabajo en el punto 6 ni siquiera notarán la diferencia.

9.- Saque primero el vino bueno. A partir de la tercera copa, muy entendido o muy tocanarices hay que ser para distinguirlo del de cartón que va a ofrecer a continuación. Échelo en botellas de vidrio, eso sí, que los comensales pueden ser un poco borrachuzos, pero no tontos. Si fuera ése el caso, aproveche para guindarles la cartera.

10.- Disfrute y no se deje influir por estos consejos resentidos. Al fin y al cabo, sólo es una vez al año y, la verdad, hasta puede ser divertido.

¡Buena suerte!

1 comentario:

  1. Éstos sabios consejos deberían grabarse a fuego en la frente, hace falta haber hecho de anfitrión en variadas ocasiones, para llegar a estas conclusiones tan realistas, jajajaja

    ResponderEliminar