viernes, 21 de enero de 2011

Los irreductibles galos

Asterix y Obelix traían a los romanos de cabeza gracias una poción que les daba una fuerza sobrehumana. Esa poción la elaboraba el druida Panoramix y su fórmula era secreta. Aprovechando la sabiduría popular de sus ancestros, los galos de nuestros días han desarrollado una nueva y poderosa arma: el verdadero remedio antigrasa.
Los franceses, se habrá dado cuenta, se preocupan mucho por lo que comen. Tanto que, quizá previendo que pueda estallar una guerra en los próximos cien años, se atiborran de quesos, embutidos, patos confitados, patés, nata o mantequilla entre otras viandas. La típica dieta para perder peso y reducir el riesgo de infarto, ¿verdad?. Pues, efectivamente.
La tasa de obesidad y de enfermedades coronarias de los galos es muy inferior a la que sería esperable a juzgar por estos datos. El doctor Serge Renaud, de la Universidad de Burdeos, le dio nombre a este hecho y todo: "La Paradoja Francesa". Permítame un inciso: mi amigo Juan se había tomado dos vinos en la propia Burdeos cuando sentenció: "¿Te has fijado que aquí se hinchan a grasas y no hay gordos?". Dos tintos fue todo lo que necesitó, señor Renaud, y ni siquiera se dio importancia.

Foto: Lourdes Cardenal.
 
A lo que iba, la cadena estadounidense CBS emitió un reportaje en 1991 en la que hablaba de esta paradoja y la atribuyó al vino tinto. Los estudios desde entonces se han sucedido y, aunque todavía no están muy claras las razones, sí que hay unas cuantas propuestas. Lo que siguen son diez razones adaptadas libremente de este artículo de HealthAssist, que explica por qué los franceses duran más que los estadounidenses :

1.- El vino tinto: no vale el que tiene Asunción, que no tiene color. El morapio es el que contiene los flavonoides que, al parecer, reducen los riesgos coronarios. Eso, sí, consuma con moderación, que tanto se peca por defecto como por exceso.

2.- Comer sin prisa: los franceses tienen muy claro que su comida es suya, que es mejor y que no se la van a quitar, así que no se ponen a engullir como si vinieran de familia numerosa. ¡Qué ordinariez!

3.- Porciones reducidas: a ver, ¿en qué país se inventó eso de poner platos grandes y un mapa para encontrar el condumio? Empieza por "F". Pues eso.

4.- Alto consumo de frutas y verduras: esto ya sabía usted que era bueno. Lo del vino también lo había oído, pero ¿a que no le importa reafirmarse en su idea?

Foto: Andrevruas.

5.- Calidad frente a cantidad: en honor a la verdad habrá que decir que comprar en el mercado productos frescos es mejor que trasegarse una bandeja de precocinados.

6.- Comida casera: entre un "cassoulet" y una hamburguesa de multinacional parece que es más recomendable lo primero. Congratulémonos.

7.- Autodisciplina: no es que se harten de comer todos los días. Si un día se dan media docena de caprichos, los siguientes recortan para compensar. Moderación se llama eso y fue lo que hizo grande a Napoleón. ¿O no?

8.- Nada de picoteo: lo de comer entre horas es lo primero que dicen que hay que quitarse para perder peso, así que igual es cierto. Eso sí, digo yo que antes de comer se tomarán el aperitivo, que eso es una comida reglada.

9.- Agua, no refrescos: esto puede parecer que está en contradicción con el punto 1, pero lo que hace es complementarlo. Si no puede beber vino, beba agua.

10.- Caminar: como hace buen tiempo (estos científicos no han estado en París), el clima invita a hacer vida al aire libre y a caminar (aunque a mucha gente le invite más bien a sentarse en las terrazas de los bares).

Ya sabe. Si quiere ponerse en forma después de la temporada navideña, aquí tiene unos cuantos consejos. Si le sirven, díganoslo, que nos gusta experimentar en cabeza ajena.

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