martes, 4 de enero de 2011

Roscón de reyes

El Imperio Romano cayó porque se pasaban la vida comiendo. Igual les parece exagerado, pero si se ponen a comprobar la cantidad de manjares de nuestros días que vienen de aquella época se iban a sorprender. Hasta el punto que también hay quien dice que el origen del roscón de reyes también les pertenece. Se queda uno un tanto ojiplático, sí.
Al parecer, los romanos celebraban por estas fechas las saturnales que, como seguro han deducido, estaban dedicadas al dios Saturno, que se encargaba de la agricultura y las cosechas. Si me perdonan el inciso, también debía pasar algo de hambre, pues es el que pintó Goya devorando a sus hijos, pero no nos perdamos. Los romanos tenían la costumbre de esconder un haba en la habitación, unos dicen que para que la buscaran los críos, otros que para que lo hicieran los esclavos. El caso es que el afortunado recibía un premio y era considerado, por un día, rey de reyes. Luego todo volvía a ser lo mismo, no se vayan a creer.
El curso de esta historia deriva en que, con la llegada del cristianismo, la jerarquía de la Iglesia intentó transformar esta fiesta dándole un carácter religioso. Le costó su trabajó, pero al final lo consiguió e institucionalizó el día de Reyes. Francia tomó el relevó de la tradición romana y la convirtió en una fiesta infantil, ya con su galette o gâteu des rois incluido, que es ni más ni menos el que cuenta la tradición que introdujo Felipe V en España.


Ahora, otra historia, con cocinero aragonés por medio. Este señor baturro trabajaba para Luis XV, que tenía costumbre de invitar a otros monarcas la noche del cinco de enero. Con la de días que hay en el año, también es curioso que eligiera esa fecha, pero no cuestionamos aquí sus dotes como gobernante.
En fin, Luix XV quería sorprender a sus agasajados y así se lo comentó al mentado cocinero que, ni corto ni perezoso, hizo una tarta con un agujero en en el centro, la coronó con frutas escarchadas y, además, metió dentro un doblón como símbolo de prosperidad para el que lo hallara. Al regresar a su tierra, que regresó, el pastelero se trajo con él su receta. El resto se lo pueden imaginar.
Dejemos la historia y comentemos sólo un par de cosas más. La primera, un roscón de reyes sin agua de azahar será un suizo, un donut, o un bollo, pero un roscón no es. La segunda, el que encuentra el haba, tiene que aflojar la mosca. Esto, que lo sabemos todos, casi nunca se cumple. Seamos serios. ¡Buena suerte con los regalos!

2 comentarios:

  1. Interesante...en México el que encuentra el haba, bueno la figurita (aquí se pone figurita en lugar de haba) tiene que invitar el 2 de febrero (día de la Candelaria)al resto de comensales a comer tamales

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  2. La cuestión allí, por lo que veo, es no parar de comer. Si lo tiene a bien, mándenos la receta de esos tamales para que vayamos practicando también por aquí.

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